Dónde pasamos
nuestros mejores momentos, ahora han construido un McDonalds. El bosque de al
lado de casa, dónde cuando éramos pequeños siempre íbamos en grupo, ahora son
un montón de edificios de lujo. No queda nada de aquello. Y lo mismo con las
personas.
El café se me enfría
mientras embobado
lo remuevo sin parar
y pienso en lo efímero que es todo.
Y todos.
No nos damos cuenta y
lo cierto es que la vida y los años
se nos escapan por
las manos, como si fuera una arena muy fina
y nosotros nuestro
propio reloj. El tiempo que pierdes, nunca va a volver.
Nos pasamos la vida preocupándonos
antes que ocupándonos.
Planificando mucho y
haciendo muy poco. Vivimos con el miedo de.
Nos enfadamos por
cosas que no nos llevarán a ninguna parte y valoramos a las personas cuando ya
las hemos perdido. Y te aseguro que no hay peor pérdida que la de estar sin
volver a estar nunca del todo.
Somos efímeros.
Un momento. Un tiempo
que se terminará de un momento a otro.
Y solo quedará el
recuerdo. El instante.
Hay personas con las
que compartiremos multitud de momentos.
(¡Me encanta la
palabra compartir!) Personas que se convertirán en hogar y por qué no, también
en refugio en días tristes.
Personas que llegarán
a nuestra vida para darnos una lección y desaparecerán. Personas que estarán
más o menos tiempo… pero no te olvides, son como ese bosque al que iba cuando
era pequeño y del que ya no queda nada, solo el recuerdo.
Así somos.
¿Y a ti, cómo te gustaría que te recordasen?