Cuántos sueños.
Cuántos sueños les quitaron.
Cuántas metas, cuántos
instantes, cuántos viajes…
cuántos planes que,
de un momento a otro, se esfumaron.
Los sueños rotos de
personas felices que,
un caluroso día de
agosto, dieron su último paseo,
su último beso, su
último abrazo.
Y no lo sabían.
No.
No lo sabían.
Aquel día, creo que todos
sentimos lo que era
ser invierno en pleno
verano.
Se nos paró el
corazón.
No podíamos creerlo.
Cuántas vidas.
Cuántas se acabaron…
¿Y por qué?
Nunca lograré
entenderlo.
Barcelona se llenó de
rosas, de flores y mucho amor.
Dimos una gran
lección al mundo.
Apoyándonos, ayudándonos,
dándonos calor.
Y es que, quizás el
mundo solo necesite eso.
Un poco de amor.
Y todo ha seguido
girando.
Ya sabes eso que dicen,
que el tiempo no para por nada ni por nadie.
¿Y qué será de
aquellos que los conocían?
¿Lograron seguir
adelante?
Podría sentir el
silencio, la ausencia, la carencia,
las noches llenas de
insomnio, la despedida.
Solo necesito cerrar
los ojos.
En memoria de los
heridos y fallecidos
por los atentados de
Barcelona y Cambrils en 2017.
Cada hombre es una pieza del continente,
Si el mar se lleva una porción de tierra,
Por otra parte, os dejo aquí el poema
de John Donne "Las campanas doblan" que se ha leído esta mañana en la Plaza de Cataluña de Barcelona en 8 idiomas diferentes donde se ha rendido homenaje a las víctimas por el aniversario del atentado;
Ningún hombre es una
isla
entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente,
una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra,
toda Europa queda
disminuida,
como si fuera un
promontorio,
o la casa de uno de
tus amigos,
o la tuya propia.
Ninguna persona es
una isla;
la muerte de
cualquiera me afecta,
porque me encuentro
unido a toda la humanidad;
por eso, nunca
preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.