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martes, 19 de julio de 2016

El mes tres.

El amor se fue y yo todavía sigo echando de menos cuando simplemente las cosas que nos hacían sentir bien surgían sin más. Pero supongo que todo muere y se marchita, que las cosas cambian, la gente cambia y nada nos resucita.

Es triste ver como te reemplazan, ver como la persona que más has querido en tu vida te sustituye a los dos días, literalmente, por otra. Es triste ver como esos planes de futuro conjunto ya no podrán llevarse a cabo, como alguien con quien has compartido todo es capaz de llevarse tus ilusiones y tus ganas de sonreír.

Han pasado tres meses.
Tres largos e interminables meses en los que mi vida ha sido una verdadera montaña rusa de sentimientos y emociones. Tres meses en los que he llorado muchísimo, en los que he tenido que sacar fuerzas de donde no tenía  para seguir adelante, pero también han sido tres meses de aprendizaje, de aprender de los demás, pero sobretodo de mi mismo.

Y si algo he aprendido en estos tres meses es a perdonar, a no guardar rencor. Sí, es cierto que lo he pasado fatal, que durante semanas no he tenido ganas de salir de mi habitación, que el final de la relación y sobre todo las formas en las que mi ex pareja me dejó me dolieron muchísimo.

Pero no os voy a mentir ni voy a ser un hipócrita, a su lado he pasado muchos de los mejores momentos de mi vida y durante el tiempo que he estado a su lado he sido el chico más feliz del mundo, es por eso que me gustaría de corazón que cuando pase el tiempo, pudiera mirar atrás y pensar que todo esto mereció la pena, recordarlo con una sonrisa, como el recuerdo de algo que fue bonito mientras duró y que consiguió aportarme muchísimas cosas.

Pienso que por muy mal que una relación termine, por mucho daño que nos hagan, también nos han hecho felices por un tiempo y es con eso, al fin y al cabo, con lo que debemos quedarnos. Lo demás sólo tiene que servirnos para aprender, madurar y ser una mejor versión de nosotros mismos.

Yo… no puedo (ni quiero) reemplazar a alguien tan rápido, pero sí que puedo subir la cabeza y decir con la cabeza bien alta que he amado de verdad, que he experimentado ese sentimiento, que de verdad he querido mucho y bien. Y eso es realmente bonito.

Tengo la suerte de tener a personas en mi vida con las que puedo tener conversaciones interesantes que van más allá de un “hola, qué tal”, que me sirven para reflexionar, que me dan que pensar y que, sinceramente, me ayudan bastante.

El tema de las rupturas, de los finales, son temas de los que hemos hablado mucho a lo largo de estas semanas y aunque lo cierto es que no hay una pauta concreta para superar este tipo de “pérdida”, ya que cada persona lo lleva de manera diferente, dicen que lo mínimo para comenzar a superar una ruptura son seis meses, aunque hay quien necesita mucho más tiempo.

Este es mi mes tres.
Cada día es un paso más para salir adelante.
Todavía es pronto, pero voy bien. Siento que estoy pudiendo con todo, que hay momentos en los que estoy muy bien, momentos en los que me vengo abajo y no quiero saber nada de nadie, pero es normal, supongo, es parte de este proceso.

Y no tengo mucho más que añadir por el momento, creo que esta ha sido una entrada muy intensa y muy personal en la que he podido desahogarme, explicar como estoy llevando este proceso y deciros que no todo lo malo que nos pasa es, ha sido, o será malo siempre, que debemos aprender y quedarnos siempre con lo mejor.

Nos leemos de nuevo la semana que viene.
¡Gracias una vez más por leerme!
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