Dicen
que lo que no te mata te hace más fuerte.
Y oye,
que creo que tienen razón, porque yo hoy me siento invencible.
A lo
largo de todos estos años me he tenido que enfrentar a multitud de comentarios,
a gente que me ha llegado a hacer mucho daño. Bueno, qué os voy a contar yo, supongo
que sabréis lo crueles que pueden llegar a ser unos niños…
Era
el típico que caminaba diferente y tenía una voz más aguda de lo normal. Tenía
miedo del mundo y supongo que, un poquito por eso, siempre caminaba con la
cabeza agachada, como queriendo esconderme de alguien, o de algo, qué sé yo.
Supongo
que era el maricón, el raro, el cachondeo de uno y las risas de otros.
Eran
las agresiones, las burlas constantes, las lágrimas y el querer llegar cuanto
antes a casa.
Pero
creo, sin duda,
que lo
peor que he podido ser alguna vez,
es
silencio.
Lo
peor que pude hacer por aquel entonces era callarme, solucionarlo todo con un “no
pasa nada”, seguir aguantando todo eso que me hacía tanto daño.
Supongo
que, cuando vives con miedo, este te paraliza.
Y
entonces… estás perdido.
Lo
que pretendo con esta entrada no es daros pena ni mucho menos, sólo quiero
daros toda la fuerza del mundo para que seáis siempre vosotros mismos, sin
mascaras, sin corazas, sin etiquetas y sin miedos… para que nunca os calléis ni
dejéis que os callen, para que luchéis por lo que sois y no dejéis que nada ni
nadie os haga perder nunca la sonrisa.
De
todo se sale. Y todo se puede cambiar.
Sólo
os pido que no os calléis, que luchemos juntos porque por desgracia no he sido
ni seré el único que ha pasado por eso y todavía queda mucho por hacer.
Pese
a eso quiero que sepáis que me siento muy orgulloso de ser quien soy, de los
cambios que he conseguido hacer como persona y de todo lo que he avanzado en
todo este tiempo…
¡FELIZ
DÍA DEL ORGULLO LGTBI!
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