Se
acaba el año.
Apenas
quedan unas horas para despedir un año que ha sido diferente, bueno y lleno de
cambios muy importantes en mi vida. Y creo que es hora de reflexionar, de hacer
balance.
Ha
sido un año en el que he aprendido a ser un poco más valiente, a tener menos
miedo de caer, de tropezarme y dar menos importancia a lo que pudiera decir la
gente de mí.
Ha
sido un año en el que he podido, por fin, ser quien soy y dejar de fingir ser
alguien que no era. Un año en el que, abiertamente, he podido decir que tengo
pareja y es chico.
Todavía
recuerdo lo difícil que fue para mí decirle a mi familia que tenía novio y lo
bien que me sentí después al ver que me aceptaban tal y como soy.
Ha sido
un año de viajes, de billetes de tren, de Barcelona, Castellón y Valencia, de viernes
de reencuentros y lágrimas de domingo, de andenes y abrazos, de amor del bueno.
Un
año en el que he aprendido que los kilómetros se superan y que a veces, todo
puede salir bien. Que a veces sólo tienes que confiar en la otra persona, sólo
tienes que arriesgarte un poco más, sólo tienes que perder el miedo.
Un
año en el que he cerrado ciclos, en el que he cambiado de ciudad, en el que me
he despedido de mi familia y de mis amigos para comenzar una nueva vida al lado
de la persona a la que quiero, una nueva vida desde cero.
Un
año de música, de buenos conciertos, de momentos únicos, de conocer a mi ídolo. De sensaciones increíbles.
Un
año que termina, que se acaba ya, en unas horas.
Pero,
sobre todo, un año en el que he aprendido y del que tengo que estar muy agradecido.
¡Nos
seguimos leyendo en 2016!
Que
todos vuestros sueños se hagan realidad.
Que
2016 sea mágico para mí y para todos vosotros.
Os
quiero, lectores.
_______________________________________________
Este blog no admite comentarios. Pero recuerda que puedes seguirme o dar tu opinión a través de Twitter mencionandome en @Difficultimes con el siguiente hashtag.