O, quizás, sea yo, quizás
sea yo el que lo complica todo,
el que hace que las
cosas fáciles sean tan y tan complicadas…
No lo sé.
Lo único que sé
es que mi vida ya no
es vida sin ti,
aunque, en realidad,
mi vida siempre ha sido
un poquito más muerte
que vida.
Ya me entiendes.
Te has ido.
Y parece que no tienes
pensado volver.
Te has ido, como se
van todos,
aunque, un día, me
prometiste que siempre estarías ahí.
Parece que hay
historias, que no están
hechas para
escribirles segundas partes.
Ya sabes, por eso que
dicen
de que las segundas
partes,
nunca fueron buenas.
Y yo, mientras, sigo esperándote,
como ese niño que
espera sus regalos en Navidad,
aun sabiendo que esta
vez
ya no habrán regalos
debajo del árbol,
aun sabiendo, que
esta vez,
ya no estás.
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