En unas
horas el 2013 llegará a su fin y con él dejamos atrás multitud de vivencias y experiencias
buenas y malas que hemos vivido a lo largo de estos últimos 365 días.
Algunos dicen
que hoy, 31 de diciembre, escriben la última página de su libro. Y que mañana,
comenzarán otro de nuevo, en busca de la felicidad o de algo que quizás les
llene un poco más.
A mí,
personalmente, no me gustan los finales, tampoco las despedidas, quien me
conoce bien lo sabe. Es por eso que prefiero continuar la historia, en el mismo
libro, en la siguiente página, pero en un nuevo capítulo, un capitulo que
empezará justo después de las Campanadas.
Mi
valoración de este año es positiva, no ha sido un mal año, no me han pasado
cosas realmente malas, aunque si bien es cierto, si comparo este año con los
últimos, este ha sido uno de los peores, aunque también uno de los que mejor
termina.
Por el 2013
han pasado muchísimas personas. Algunas de ellas, de esas personas, se han ido
de mi lado, o simplemente, se han olvidado de mi (ya os hablé en una entrada de aquellas personas que quieren por
temporadas), otras, en cambio, han vuelto para quedarse y muchas otras han
seguido un año más ahí, con la mejor sonrisa, dando lo mejor de ellos.
Personas que
me han ayudado a crecer, a seguir madurando y a darme cuenta de cada uno de mis
errores. Personas, a las que desde aquí, desde este pequeño lugar, les
agradezco muchísimo y siempre les estaré agradecido.
Este año
también me ha servido para darme cuenta de que realmente tengo que ser como
quiero ser, no como otras personas quieren que sea.
En verano,
cansado de ser bueno con todo el mundo y de pasarlo mal por algunas personas, me
aconsejaron que tenía que ser borde y que siendo así dejarían de tomarme el
pelo y las cosas me irían mejor.
Y así fue,
me volví un borde y un estúpido con todo el mundo, pero lo único que conseguí
siendo así fue perder a personas que realmente me importaban y que a día de hoy
todavía no han sabido perdonarme.
Puesto que
las cosas en vez de mejorar, empeoraron todavía más. Volví a ser el de siempre,
volví a ser yo mismo. Y bueno, puede que siendo así, lo pase mal a veces, pero
al menos, la gente no se enfadará conmigo y no haré sentir mal a personas que
realmente son importantes para mí.
Por eso, no
me gustaría terminar el año, sin antes agradecer también a aquellas personas
que estuvieron ahí en esa mala etapa, que aguantaron que fuese un tonto durante
esas semanas, y que lejos de irse de mi lado, me ayudaron a darme cuenta de que
me estaba equivocando.
Siendo
sinceros, termino el año muchísimo mejor que cuando lo empecé. Estos últimos
meses han sido bastante buenos. He conocido a personas increíbles y me he
ganado el cariño y el aprecio de personas que jamás imaginaría que estuviesen a
mi lado.
Puedo decir
que sí, que a día de hoy soy feliz. Y comienzo el nuevo año con la mejor de mis
sonrisas y con esa ilusión que hace tiempo que perdí.
¡FELIZ 2014!
OS QUIERO.
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