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lunes, 12 de agosto de 2013

Pérdidas y ganancias.

Hay momentos, historias, semanas o días que jamás se olvidan, que persisten en nuestra mente toda la vida, que siguen ahí y ni el tiempo es capaz de borrar. Días felices y días complicados, historias con finales tristes e historias que merecen ser recordadas toda una vida… días de pérdidas, pero también de ganancias.

Hoy, 12 de Agosto, como cada 12 de Agosto desde hace 12 años, es un día bastante complicado para mí. Tal día como hoy de hace justo 12 años perdí a mi mamá, cuando sólo tenía 6 años.

Perder a la persona que te ha dado la vida es jodido, y más en esa edad, cuando sólo eres un niño y no entiendes porque tu madre se ha ido de un día para el otro.

Muchísimas veces a lo largo de estos años me he sentido solo. El calor y el cariño que te da una madre no te lo puede dar nadie. Muchas veces he necesitado contarle mis problemas a alguien, otras he sentido la necesidad de llorar y nunca he tenido un hombro en el que apoyarme realmente.

A veces, me gustaría llegar a casa y que me echaran la bronca por llegar cinco minutos tarde o que me insistiesen para que recogiera la habitación. Me gustaría llegar a casa y darle un beso y un abrazo, sonreírle, contarle mis cosas, pelearnos por tonterías, felicitarle por su cumpleaños…

Sé que todas las madres no son iguales, pero yo siempre he querido tener una, siempre pienso que mi vida sería muy diferente si ella estuviera aquí, conmigo, a mi lado.

Me da muchísima rabia cuando miro a mí alrededor y veo que muchas personas de las que tengo al lado no saben valorar realmente lo que tienen, no saben la suerte que tienen de tener una madre que daría su vida por ellos.

Realmente siento una profunda tristeza cuando alguien trata mal a la persona que le ha dado la vida. Creo que todas las madres quieren lo mejor para sus hijos, aunque a veces, como todas las personas, cometan errores o se equivoquen.

Creo que en muchísimas ocasiones no nos damos cuenta de lo que tenemos y lo lamentamos cuando ya lo hemos perdido, lo lamentamos por desgracia demasiado tarde.

A esta segunda publicación la he querido titular “Pérdidas y ganancias” porque aunque perder a una madre es algo jodido, es una pérdida dura y algo por lo que un niño de 6 años no tendría que pasar, también hay algunas ganancias.

Como decía Albert Espinosa, uno de mis escritores favoritos, en uno de sus libros, “Con los años, las pérdidas se convierten en ganancias.”  y creo que es una frase muy acertada.
 
En muchas ocasiones me hubiese gustado tener el cariño, protección y calor de una madre, por eso soy una persona bastante cariñosa con todo el mundo.

Con los años, y tras pasar por todo eso, he ganado mucha madurez para la edad que tengo, mucha fuerza y también valor. He aprendido también a dar importancia a aquellas cosas que realmente tienen importancia y a no preocuparme por tonterías. He aprendido a valorar las pequeñas cosas y los pequeños detalles.

Con el tiempo, te das cuenta de que todo lo malo se termina, de que no toda tu vida va a ser negra, de que el dolor desaparece y aprendes a sonreír, de que tras la tormenta llega la calma. Con el tiempo, te das cuenta, de que todo lo malo por lo que has pasado te ha servido para evolucionar, crecer, madurar como persona. Te das cuenta de que a veces, realmente, las pérdidas pueden ser ganancias.

Hoy, esta publicación, va por ella, por mi madre.
Allá donde estés, te quiero, mamá.
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