Es
por eso que desde entonces, desde que te fuiste dejándome así, ya no sé si a
esto se le puede llamar vida. Desde entonces, desde ese día ya no sé seguir… ya
no.
Sólo
sé mentirme, sólo sé mentirme y mentir a los demás, sólo sé decirles que sí,
que las cosas van de puta madre, que yo estoy genial… cuando no, cuando sé
perfectamente que las cosas hace demasiado que dejaron de ser bonitas.
Pero
supongo que es mejor así, supongo que es mejor seguir mintiéndome, seguir
fingiendo que todo va bien, que todo está de puta madre… porque hoy en día
nadie va a venir a salvarte, nadie va a venir a curarte la tristeza, ni a
reformarte un poquito la vida.
Y
es que cuando te rompen de tal manera, cuando te dejan así, pierdes la
confianza en todo el mundo. Cuando la persona que se supone que “siempre” iba a
estar ahí se va… piensas; “Joder, si ella me hace eso... no quiero imaginar lo
que me pueden hacer todos los demás.” y es ahí cuando dejas de creer en todo y
en todos, cuando dejas de creer en las promesas, en los “para siempre” y en
todas esas payasadas que suele decir la gente.
Mientras,
me conformaré con seguir dejando la puerta entreabierta por si, algún día,
alguno… te apetece volver, te apetece volver y arreglar un poquito este caos,
este invierno interminable que sigue recordándote, que sigue echándote de menos.
Y
es que, aunque suene irónico, la única persona que puede hacerte sentir bien es
la misma que te ha puesto todo boca abajo y luego se ha ido; como las
esperanzas.
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